Ooparts: verdades y mentiras de la arqueología imposible (Jul 2013)

¿Qué es un oopart? Acrónimo en inglés de Out of Place Artifact (artefacto fuera de lugar), oopart es un término acuñado por el naturalista y criptozoólogo estadounidense Ivan Sanderson, para denominar a un objeto arqueológico o paleontológico fuera de contexto, tiempo o imposible tecnológicamente, que desafía los límites de nuestro paradigma histórico conocido y aceptado por la ortodoxia. Por eso, el término de por sí, es poco utilizado por historiadores y arqueólogos, y es más bien preferido por investigadores que abordan los temas que justamente se desvían de los caminos oficiales del conocimiento de la historia, como el área de la ufología, que busca explicaciones a través de los ooparts para posibles paleocontactos, o para los grandes procesos históricos (surgimiento de la escritura, origen de grandes civilizaciones) desde puntos de vista menos lineales. En el siguiente texto no incluyo todos los ooparts ni mucho menos. Pero los que sí están incluidos, son los que gozan de mayor popularidad, aunque sólo he añadido fotografías de aquellos que a mí, personalmente, y por la información a la que he podido acceder, me merecen más credibilidad.
Fuente Magna y Monolito de Pokotia
Escritura de Glozel
¿Por qué no son aceptados por la arqueología? Desde siempre, el ser humano ha rechazado lo desconocido, ha temido el cambio o la evolución de sus creencias, por lo tanto estos objetos y datos que rompen con los paradigmas aceptados, son rechazados con más facilidad, o minimizada su importancia, lo que lleva a veces a ser entregados a medios heterodoxos, que los desacreditan. Muchos de ellos, de enorme importancia, pierden peso por esta causa. Pero, ¿por qué son tan fácilmente rechazados por la arqueología? El problema de raíz radica en que la mayoría de ellos son de origen incierto (de contextos desconocidos, recolectados anónimamente, o rescatados de hallazgos muy antiguos de los que ya poco se recuerda). En mi opinión existen muchos ooparts realmente interesante e inquietantes, pero de muchos se ha demostrado ser engaños, falsificaciones, fraudes, y aún así, siguen formando parte de la categoría oopart, por lo que el término está desprestigiado. Para mí, lo ideal sería eliminar estos falsos oopart de la lista, así como se eliminaría cualquier objeto o prueba falsa de cualquier investigación. Los ooparts deberían ser solamente aquellos objetos fuera de lugar/tiempo, cuya veracidad (aunque no pueda ser explicada) haya sido demostrada, o por lo menos que no haya podido ser demostrada su falsedad. Creo que entonces gozarían de mejor salud entre la ortodoxia. Los fraudes, objetos de los que ha podido ser demostrada su fabricación ex profeso para engañar, son ooparts falsos (falsos). Deberíamos pues, centrarnos en aquellos que no son engaños, o sea, los verdaderos ooparts,  incluyendo dos categorías: los cuestionados por la ortodoxia, que argumenta interpretaciones erróneas, pero aporta una explicación satisfactoria al objeto pasando a coexistir las dos interpretaciones (dudosos), y los que ha sido imposible interpretar desde la ortodoxia y cuya veracidad es incuestionable (auténticos).
Escritura de Glozel
1. Escrituras fuera del lugar y el tiempo
Los signos de Alvão y Glozel: entre 1895 y 1903 fueron encontrados en Alvão, junto a un dolmen, una serie de piedras esculpidas con formas antropomorfas y zoomorfas, y grabadas con signos parecidos o idénticos a los de Glozel (1924-1941, Vichy, Francia), las cuales fueron datadas (en los años ‘70) con análisis radiocarbónicos y de termoluminiscencia que remontan el hallazgo a 17.000 años. La antigüedad de las piedras de Alvão, emanada de analítica realizada a partir de 1927 (por el interés despertado después de los hallazgos de Glozel), parecía ser de al menos 4.000 años. Sus signos fueron inicialmente identificados como iberos-tartésicos, pues comparten 22 signos idénticos, y 14 de ellos se encuentran también en los hallazgos de Glozel. Las piezas pueden ser auténticas en su mayoría, pero las dataciones son muy dudosas, realizadas en su mayoría muy posteriormente a los hallazgos (en ambos casos), por lo que las piezas ya estaban muy manipuladas y contaminadas. De no serlo, estaríamos ante la evidencia de que no es el fenicio la lengua madre sino el ibero-tartésico (Platón -sobre los atlantes- dice que ya conocían la escritura y Herodoto -sobre los turdetanos- que conservaban textos escritos de hace 6.000 años). Las piezas de Glozel se encuentran en el Museo Glozel (L’Âllier, cerca de Vichy). Para mí fueron hallazgos importantes, pero de una época en que los métodos y las técnicas no eran tan fiables como actualmente.
Disco de Festos
La Fuente Magna: se trata de una vasija pequeña (unos 50 cm de diámetro) de piedra, que muestra en su parte externa, grabados de figuras zoomorfas claramente tihuanacoides, pero que en su interior, presenta incisos de dos escrituras diferentes: quellca (lengua de la antigua Pukara, cultura precursora de Tihuanaco, 1.800 a.C.), y una lengua antigua similar al sumerio y al acadio (3.500 a.C.). El problema radica, como en otros casos, en que cuando el objeto empezó a ser estudiado, había pasado 40 años olvidado en el depósito del Museo del Oro de La Paz, y ya no se sabía a ciencia cierta su verdadera procedencia. Se halla expuesto en el Museo del Oro de La Paz (Bolivia). El Monolito de Pokotia: es un hallazgo más reciente, del 2002, año en que un arqueólogo encontraba este extraño objeto, una figura antropomorfa en piedra de 2 metros de altura con inscripciones similares a la de la Fuente Magna, signos que coinciden en un 60% con las escrituras de Mesopotamia. Además parecen haber similitudes entre el aymara, el quechua y el sumerio. El gran problema para el estudio serio de estos objetos, radica en que son hallazgos fuera de un contexto arqueológico, por lo que desconocemos cómo pudieron haber llegado a esos lugares, o en qué época, y no hay modo de extraer de ellos esas informaciones. Son sin lugar a dudas inquietantes, pero descontextualizados, por lo que es difícil acercarnos a su historia. Disco de Festos: Hallado en una excavación arqueológica en Creta, en 1908, es un disco de arcilla cocida de unos 20 cm de diámetro, con inscripciones desconocidas (realizadas por presión con sellos en la arcilla blanda) y aún no descifradas, por las dos caras, y datación incierta que oscila entre 1500 y 1700 a.C. La función del disco es desconocida, pero podría tratarse de un calendario astronómico, una carta de navegación, un juego de mesa, o un objeto mágico-religioso. Los signos son diferentes a los de cualquier otra escritura conocida. 
Calavera de cristal
2. Paleocontactos extraterrestres
Los Discos Dropa: o de Bayan Kara Ula, encontrados por un profesor de arqueología de Pekín y sus estudiantes, en 1938, en una exploración por cuevas inaccesibles cerca del Tíbet, frontera con China, que parecían haber sido talladas artificialmente. En las cuevas encontraron algunos enterramientos, con estas piezas de piedra asociadas, y datadas en 12.000 años. Presentaban unos jeroglíficos en los surcos, solo visibles con lupa, pero desgastados, que fueron estudiados por un profesor de la Universidad de Beijing a partir de 1962, quien dijo haberlos descifrado. Según él, contaban la historia de una nave alienígena aterrizada en la Tierra, con los Dropa, hace 12.000, que nunca pudo volver a su origen. Una historia fascinante, pero por una parte no queda ni rastro de los 716 discos, sólo dos fotografías tomadas con una Polaroid en 1974 del Museo de Bampo  (Xian, China), y por otra, los nombres de los dos profesores protagonistas de la historia, no han podido ser verificados. Incluso, un escritor reconoció posteriormente haber inventado la historia para su libro. Fueron expuestos dos en el Museo de Bampo (Xian, China), aunque en la actualidad parece que han sido retirados de las vitrinas. El Cráneo Mitchell-Hedges: en 1924 se halló en las ruinas de Lubaantún (Belice), una calavera de cristal de roca, reproducción casi perfecta de una calavera de mujer, en dos partes. Fue expuesta a análisis con científicos especializados en cristalografía, que llegaron a las siguientes conclusiones: es de un cuarzo de cristal sumamente puro, las dos partes son del mismo bloque de cristal, no hay huellas (ni microscópicas) de instrumentos, no es posible fecharla, y con tecnología moderna su fabricación dejaría huellas. Pero nuevos estudios realizados con microscopio en el año 2010, han demostrado que fue tallada  con herramientas metálicas rotativas y abrasivos modernos. Además, se llegó a decir que había sido comprada en una subasta. Sin embargo, otras nueve Calaveras de Cristal, han sido encontradas en América Central y del Sur con el correr de los años, de las cuales aún no se ha podido demostrar su no autenticidad. Existe una leyenda maya que habla de trece calaveras de cristal con poderes míticos y curativos, que se hallan en el mundo, y que cuando todas sean juntadas, transmitirán a los hombres el conocimiento (como se ve en la película de Indiana Jones).  Muchas se hallan expuestas en museos como el Británico (Londres), el Mankind (Londres), la Smithsonian Institution (Washington), el Museo del Hombre (París) y el Trocadero (París).
El Sarcófago de Pacal: es una imagen tallada en la tapa del sarcófago donde aparece un diseño que ha llegado a ser interpretado como un astronauta en una nave espacial, y al que se ha llamado “astronauta de Palenque”. Pero es una imagen que ha podido ser perfectamente explicada por la arqueología, pues se trata de un gobernante de Pacal, señor de Palenque, en su viaje al inframundo. La postura de sus manos es habitual en el mundo maya, la nave son dos serpientes emplumadas y el fuego son las plumas de las serpientes, y lo que es visto como un motor, sería el monstruo del inframundo (que aparece en otras inscripciones mayas de la época). La Nave de Toprakale: es una figurilla con aspecto de nave espacial tripulada por un piloto sin cabeza, encontrada en Turquía, con una antigüedad estimada de 3.000 años. Pero su procedencia es dudosa y con grandes posibilidades de ser un fraude. 
Fuente:aprenderviajandoporelmundo

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