¿Qué es un oopart? Acrónimo en inglés de Out of Place Artifact (artefacto fuera de lugar),
oopart es un término acuñado por el naturalista y criptozoólogo estadounidense
Ivan Sanderson, para denominar a un objeto arqueológico o paleontológico fuera
de contexto, tiempo o imposible tecnológicamente, que desafía los límites de
nuestro paradigma histórico conocido y aceptado por la ortodoxia. Por eso, el
término de por sí, es poco utilizado por historiadores y arqueólogos, y es más
bien preferido por investigadores que abordan los temas que justamente se
desvían de los caminos oficiales del conocimiento de la historia, como el área
de la ufología, que busca explicaciones a través de los ooparts para posibles
paleocontactos, o para los grandes procesos históricos (surgimiento de la
escritura, origen de grandes civilizaciones) desde puntos de vista menos
lineales. En el siguiente texto no incluyo todos los ooparts ni mucho menos.
Pero los que sí están incluidos, son los que gozan de mayor popularidad, aunque
sólo he añadido fotografías de aquellos que a mí, personalmente, y por la
información a la que he podido acceder, me merecen más credibilidad.
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Fuente Magna y Monolito de Pokotia |
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Escritura de Glozel |
¿Por qué no son aceptados por
la arqueología? Desde siempre, el ser humano ha rechazado lo
desconocido, ha temido el cambio o la evolución de sus creencias, por lo tanto
estos objetos y datos que rompen con los paradigmas aceptados, son rechazados
con más facilidad, o minimizada su importancia, lo que lleva a veces a ser
entregados a medios heterodoxos, que los desacreditan. Muchos de ellos, de
enorme importancia, pierden peso por esta causa. Pero, ¿por qué son tan fácilmente rechazados
por la arqueología? El problema de raíz radica en que la mayoría de ellos son de
origen incierto (de contextos desconocidos, recolectados anónimamente, o
rescatados de hallazgos muy antiguos de los que ya poco se recuerda). En mi
opinión existen muchos ooparts realmente interesante e inquietantes, pero de
muchos se ha demostrado ser engaños, falsificaciones, fraudes, y aún así,
siguen formando parte de la categoría oopart, por lo que el término está
desprestigiado. Para mí, lo ideal sería eliminar estos falsos oopart de la
lista, así como se eliminaría cualquier objeto o prueba falsa de cualquier
investigación. Los ooparts deberían ser solamente aquellos objetos fuera de
lugar/tiempo, cuya veracidad (aunque no pueda ser explicada) haya sido
demostrada, o por lo menos que no haya podido ser demostrada su falsedad. Creo
que entonces gozarían de mejor salud entre la ortodoxia. Los fraudes, objetos
de los que ha podido ser demostrada su fabricación ex profeso para engañar, son
ooparts falsos (falsos). Deberíamos pues, centrarnos en aquellos que no son
engaños, o sea, los verdaderos ooparts,
incluyendo dos categorías: los cuestionados por la ortodoxia, que
argumenta interpretaciones erróneas, pero aporta una explicación satisfactoria
al objeto pasando a coexistir las dos interpretaciones (dudosos), y los que ha
sido imposible interpretar desde la ortodoxia y cuya veracidad es
incuestionable (auténticos).
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Escritura de Glozel |
1. Escrituras fuera del lugar y el tiempo
Los signos de Alvão y Glozel: entre 1895 y 1903 fueron encontrados en
Alvão, junto a un dolmen, una serie de piedras esculpidas con formas antropomorfas
y zoomorfas, y grabadas con signos parecidos o idénticos a los de Glozel (1924-1941, Vichy, Francia), las
cuales fueron datadas (en los años ‘70) con análisis radiocarbónicos y de
termoluminiscencia que remontan el hallazgo a 17.000 años. La antigüedad de las
piedras de Alvão, emanada de analítica realizada a partir de 1927 (por el
interés despertado después de los hallazgos de Glozel), parecía ser de al menos
4.000 años. Sus signos fueron inicialmente identificados como
iberos-tartésicos, pues comparten 22 signos idénticos, y 14 de ellos se
encuentran también en los hallazgos de Glozel. Las piezas pueden ser auténticas
en su mayoría, pero las dataciones son muy dudosas, realizadas en su mayoría
muy posteriormente a los hallazgos (en ambos casos), por lo que las piezas ya
estaban muy manipuladas y contaminadas. De no serlo, estaríamos ante la
evidencia de que no es el fenicio la lengua madre sino el ibero-tartésico
(Platón -sobre los atlantes- dice que ya conocían la escritura y Herodoto
-sobre los turdetanos- que conservaban textos escritos de hace 6.000 años). Las
piezas de Glozel se encuentran en el Museo Glozel (L’Âllier, cerca de Vichy). Para
mí fueron hallazgos importantes, pero de una época en que los métodos y las
técnicas no eran tan fiables como actualmente.
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Disco de Festos |
La Fuente Magna: se trata de una vasija pequeña
(unos 50 cm de diámetro) de piedra, que muestra en su parte externa, grabados
de figuras zoomorfas claramente tihuanacoides, pero que en su interior,
presenta incisos de dos escrituras diferentes: quellca (lengua de la antigua
Pukara, cultura precursora de Tihuanaco, 1.800 a.C.), y una lengua antigua
similar al sumerio y al acadio (3.500 a.C.). El problema radica, como en
otros casos, en que cuando el objeto empezó a ser estudiado, había pasado 40
años olvidado en el depósito del Museo del Oro de La Paz, y ya no se sabía a
ciencia cierta su verdadera procedencia. Se halla expuesto en el Museo del Oro
de La Paz (Bolivia). El Monolito de Pokotia: es un hallazgo más reciente, del 2002, año en que un arqueólogo encontraba
este extraño objeto, una figura antropomorfa en piedra de 2 metros de altura
con inscripciones similares a la de la Fuente Magna, signos que coinciden en un
60% con las escrituras de Mesopotamia. Además parecen haber similitudes entre
el aymara, el quechua y el sumerio. El gran problema para el estudio serio de
estos objetos, radica en que son hallazgos fuera de un contexto arqueológico,
por lo que desconocemos cómo pudieron haber llegado a esos lugares, o en qué
época, y no hay modo de extraer de ellos esas informaciones. Son sin lugar a
dudas inquietantes, pero descontextualizados, por lo que es difícil acercarnos
a su historia. Disco de Festos: Hallado en una excavación arqueológica en Creta, en 1908, es un disco de
arcilla cocida de unos 20 cm de diámetro, con inscripciones desconocidas
(realizadas por presión con sellos en la arcilla blanda) y aún no descifradas,
por las dos caras, y datación incierta que oscila entre 1500 y 1700 a.C. La función
del disco es desconocida, pero podría tratarse de un calendario astronómico, una
carta de navegación, un juego de mesa, o un objeto mágico-religioso. Los signos
son diferentes a los de cualquier otra escritura conocida.
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Calavera de cristal |
2. Paleocontactos extraterrestres
Los Discos Dropa: o de Bayan Kara Ula, encontrados por un profesor de
arqueología de Pekín y sus estudiantes, en 1938, en una exploración por cuevas
inaccesibles cerca del Tíbet, frontera con China, que parecían haber sido talladas
artificialmente. En las cuevas encontraron algunos enterramientos, con estas
piezas de piedra asociadas, y datadas en 12.000 años. Presentaban unos
jeroglíficos en los surcos, solo visibles con lupa, pero desgastados, que
fueron estudiados por un profesor de la Universidad de Beijing a partir de
1962, quien dijo haberlos descifrado. Según él, contaban la historia de una
nave alienígena aterrizada en la Tierra, con los Dropa, hace 12.000, que nunca
pudo volver a su origen. Una historia fascinante, pero por una parte no queda
ni rastro de los 716 discos, sólo dos fotografías tomadas con una Polaroid en
1974 del Museo de Bampo (Xian, China), y
por otra, los nombres de los dos profesores protagonistas de la historia, no
han podido ser verificados. Incluso, un escritor reconoció posteriormente haber
inventado la historia para su libro. Fueron expuestos dos en el Museo de Bampo
(Xian, China), aunque en la actualidad parece que han sido retirados de las
vitrinas. El Cráneo Mitchell-Hedges:
en 1924 se halló en las ruinas de Lubaantún (Belice), una calavera de cristal
de roca, reproducción casi perfecta de una calavera de mujer, en dos partes.
Fue expuesta a análisis con científicos especializados en cristalografía, que
llegaron a las siguientes conclusiones: es de un cuarzo de cristal sumamente
puro, las dos partes son del mismo bloque de cristal, no hay huellas (ni
microscópicas) de instrumentos, no es posible fecharla, y con tecnología
moderna su fabricación dejaría huellas. Pero nuevos estudios realizados con
microscopio en el año 2010, han demostrado que fue tallada con herramientas metálicas rotativas y
abrasivos modernos. Además, se llegó a decir que había sido comprada en una
subasta. Sin embargo, otras nueve Calaveras
de Cristal, han sido encontradas en América Central y del Sur con el correr
de los años, de las cuales aún no se ha podido demostrar su no autenticidad.
Existe una leyenda maya que habla de trece calaveras de cristal con poderes
míticos y curativos, que se hallan en el mundo, y que cuando todas sean
juntadas, transmitirán a los hombres el conocimiento (como se ve en la película
de Indiana Jones). Muchas se hallan
expuestas en museos como el Británico (Londres), el Mankind (Londres), la
Smithsonian Institution (Washington), el Museo del Hombre (París) y el
Trocadero (París).
El Sarcófago de Pacal: es una imagen tallada en la tapa del sarcófago
donde aparece un diseño que ha llegado a ser interpretado como un astronauta en
una nave espacial, y al que se ha llamado “astronauta de Palenque”. Pero es una
imagen que ha podido ser perfectamente explicada por la arqueología, pues se
trata de un gobernante de Pacal, señor de Palenque, en su viaje al inframundo.
La postura de sus manos es habitual en el mundo maya, la nave son dos
serpientes emplumadas y el fuego son las plumas de las serpientes, y lo que es
visto como un motor, sería el monstruo del inframundo (que aparece en otras
inscripciones mayas de la época). La Nave
de Toprakale: es una figurilla con aspecto de nave espacial tripulada por un
piloto sin cabeza, encontrada en Turquía, con una antigüedad estimada de 3.000
años. Pero su procedencia es dudosa y con grandes posibilidades de ser un
fraude.
Fuente:aprenderviajandoporelmundo
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