En algún momento de las próximas semanas, el norte dejará de ser el norte en el Sol. El proceso, que desencadenará una serie de consecuencias en todo el sistema solar, también sucede en la Tierra, aunque aquí los ciclos son de decenas de miles de años.

Borja Ventura | @borjaventura
|
Madrid
| Actualizado el 09/09/2013 a las 01:09 horas
Imagínate que de pronto las brújulas se vuelven
locas: el norte deja de ser el norte y todas apuntan al sur. Todos los
instrumentos de orientación de transportes y gobiernos dejan de
funcionar. Las comunicaciones vía satélite amenazan con el colapso. Eso,
y otras cosas más, es lo que ocurriría si el campo magnético de la
Tierra se inviertiera. Y eso es lo que va a pasar en el Sol.
Claro, que allí no hay ni brújulas ni transportes, solo
inmensos chorros de plasma cargados de partículas que, de forma cíclica,
contribuyen a invertir la polaridad del campo magnético inmenso que
rodea al Sol. Tan cíclicamente que sucede cada 11 años, así que no te
asustes que no es el fin del mundo.
Los expertos no saben exactamente cuándo sucederá, pero sí
que es algo inminente que puede tener lugar entre este mismo instante y
las próximas semanas. No es algo que pase de pronto, como pulsando un
botón, sino más bien un proceso: empiezan a registrarse chorros de menor
intensidad, que en un momento dado tienden a cero y, poco a poco
empiezan a darse chorros de polaridad contraria que sucesivamente van
ganando fuerza. Así hasta dentro de otros 11 años.
"Sucede con cada ciclo solar", explica el investigador colombiano Andrés Muñoz-Jaramillo, del Centro de Astrofísica del Harvard-Smithsonian.
"Y sus efectos se notan en todo el sistema solar", añade.
El campo magnético que deja el Sol, invisible y poderoso,
debido a la rotación adquiere una forma helicoidal. Cuando cambie la
polaridad del mismo hará que se 'retuerza' un poco más de lo habitual,
por lo que los planetas del entorno notarán -notaremos- su influencia:
en la parte negativa se pueden resentir las comunicaciones satelitales,
en la positiva que nuestros astronautas y equipos espaciales estarán
temporalmente más protegidos de radiaciones cósmicas.
Estos cambios coinciden con los momentos de mayor
actividad solar, así que se percibirá sensiblemente más brillante, con
más erupciones y alteraciones electromagnéticas que, si se focalizaran
hacia la Tierra sí serían problemáticas, pero que, en esta ocasión, no
causarán problemas: según la NASA, este ciclo solar ha sido de una
actividad considerablemente baja, así que no hay nada que temer.
Fuente: antena3.com
0 comentarios:
Publicar un comentario